La Rambla de Barcelona se ha convertido en un amasijo de cosas difícil de describir. Legiones de turistas y todo lo que estos atraen como la miel a las moscas: vendedores de todo, titiriteros, estatuas humanas (algunas patéticas), trileros, buscavidas, carteristas, etc... y por supuesto las especialidades culinarias de la región: paella amarilla (que rayos le ponen?) y la mejor sangria. Claro que sí, esa Rambla, que no decaiga.
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es una lástima porque es una arteria preciosa, pero ya está intransitable a todas horas y por motivos diversos.
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